Por: David René Moreno Moreno
Es indignante y vergonzoso lo que está sucediendo en este bello y único país: los bandidos van al poder, mientras que los defensores de la democracia y de las libertades son enviados a la cárcel por una justicia amañada. Es ofensivo y humillante para los colombianos que defienden la paz y la sana convivencia, que la organización subversiva que en concubinato con el narcotráfico atacó el Palacio de Justicia y asesinó a decenas de personas, esté hoy en el legislativo y muy pronto en el ejecutivo. La JEP, remedo de justicia impuesta por las FARC en La Habana y seguramente inventada por sus asesores como el Secretario General del Partido Comunista Español, el leninista Enrique Santiago o por el Canciller designado por Petro, Álvaro Leyva, así como apoyada por Santos y su lugarteniente Sergio Jaramillo, la cual fue concebida para otorgar impunidad a los delincuentes que trataron de derrocar a varios gobiernos legítimamente elegidos para implantar el comunismo, el cual lamentablemente ya nos llegó debido a la indiferencia de muchos y a la ignorancia de otros colombianos, ha decidido revocar la libertad condicional que se le había otorgado al señor general Jesús Armando Arias Cabrales, héroe colombiano que defendió la democracia y la soberanía del estado en una operación militar legítima y constitucional. Por impedir que los facinerosos lograran ‘coronar’ su acción criminal y por el revanchismo de la izquierda que se ha enquistado en varios estamentos nacionales, el general Arias Cabrales fue declarado culpable por combatir a los bandidos del M-19 que se tomaron a sangre y fuego el Palacio de Justicia en noviembre de 1985, mientras que los delincuentes recibieron la amnistía del gobierno de Virgilio Barco en 1990, para que en 1991, bajo la tutela y auspicio de Cesar Gaviria, integraran la Asamblea Constituyente. Resulta paradójico que los asaltantes a la sede del poder judicial escriban la Constitución y quienes la defendieron vayan a la cárcel. ¿Dónde está la justicia que ha debido procesar a los bandidos por las casi 100 muertes que se produjeron debido a este delito? ¿No es sospechoso?, pero lo peor es que no se escuchan las voces de los colombianos que deben repudiar estas decisiones amañadas. Se escuchan más fuerte los infundados reclamos de los vándalos de la ‘primera línea’ que tanto dolor y destrucción han causado y que ahora reclaman el poder con el que Petro los ilusionó; es el mundo de ripley. Ya comenzó el acto circense titulado 2022-2026; solo basta con observar la instalación del Congreso el pasado 20 de julio. El poder legislativo debe reunir a los representantes del pueblo colombiano para defender los intereses ciudadanos, buscando su beneficio y mejorando su bienestar y calidad de vida, pero lo ocurrido durante esta sesión causa tristeza y desazón. Las hordas de la izquierda aprovecharon el acto para rechiflar al Presidente de la República; ¿será que bajo la tiranía de ‘Diosdado Barreras’podrán hacer lo mismo? Dudo mucho que en el estado policivo que implantarán Petro y sus seguidores se puedan hacer estas demostraciones. Hubo total falta de respeto con la máxima autoridad del país; el Presidente Duque fue elegido democráticamente y representa a los colombianos, tanto a los buenos, como a los malos, incluyendo a los integrantes de la tristemente famosa ‘primera línea’ que seguro estaban llenando las galerías. Hay que reconocer las numerosas cosas buenas del gobierno saliente, empezando por la protección a la vida frente a la pandemia, el otorgamiento de subsidios para que la población pudiera alimentarse durante la calamidad, que inclusive usufructuó Francia Márquez, pero el odio visceral de Cepeda lideró las rechiflas. En los discursos de posesión se habló de las negociaciones con los grupos delincuenciales y seguramente el gobierno entrante ya está preparado una nueva amnistía para que bajo el aberrante concepto de ‘delito político’ se pueda esconder nuevamente todos los delitos de lesa humanidad que han cometido los integrantes de los diferentes grupos al margen de la ley. Como lo diría García Márquez, ‘ya estamos mamados’ de la impunidad frente al delito. ¿Cuántas curules le otorgarán al ELN para que ‘Diosdado Barreras’ logré el pleno control del Congreso y le aprueben a Petro la nueva Constituyente para que el socialismo del siglo XXI se apodere totalmente del país? Dios salve a Colombia ante la mirada indiferente de muchos y la complicidad de los nuevos enmermelados. Vergüenza con los políticos corruptos. Foto: Democracy Now
Comments