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Descontento en Cuba

Nada ha cambiado en los últimos 27 años desde la última manifestación, tampoco nada ha cambiado en 62 años de dominio comunista.


Por: David René Moreno


Se acercaba la fecha para la ceremonia de posesión como Presidente de Ernesto Samper el 7 de agosto 1994 y por tanto se trabajaba a marchas forzadas para alistar hasta el mínimo detalle, a fin de que las ceremonias programadas fueran un éxito total. En la Cancillería se dialogaba con las representaciones oficiales de los países acreditados para confirmar que Presidentes y Jefes de Estado asistirían a los eventos previstos y al Ministerio de Defensa le asignaron, como regularmente sucede, la responsabilidad de la seguridad y los edecanes para estos dignatarios durante su permanencia en el país.


Con más de una semana de anticipación se sabía quiénes eran los oficiales asignados a cada delegación, con el propósito de adelantar oportunamente las coordinaciones que cubrían desde el momento de la llegada de las aeronaves con los personajes, hasta planear la ceremonia de despedida de cada uno de los ilustres visitantes.


Me correspondió acompañar al Presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz; se esperaba la llegada del personaje con dos días de anticipación a la ceremonia de posesión y ya se habían adelantado las gestiones pertinentes a su presencia por parte del Jefe de Seguridad, quien había ingresado al país con anticipación, alquilando un número importante de habitaciones en el Hotel Tequendama, donde se establecía el puesto de mando de la delegación y un número similar de habitaciones en el Hotel Orquídea Real, para tener un puesto de mando alterno.


En esa época no existían aún los teléfonos inteligentes, ni las redes sociales que hoy mantienen actualizado en forma instantánea al mundo entero, sin embargo, la información sobre las manifestaciones y los desórdenes del 5 de agosto 1994 en La Habana llegaron en forma inmediata al país. Como era la primera vez que algo similar ocurría en Cuba desde la llegada de Castro al poder, le pregunté al General Jefe de Seguridad, si el Presidente asistiría a la posesión de Samper; este me respondió que seguro vendría, porque “lo que estaba sucediendo era solo la rotura de vidrios por el malecón, porque como no había nada para robar, las cosas no pasarían a peor situación”


En efecto el personaje llegó con tres aviones gemelos, se encontró con cerca de 100 cubanos que habían llegado a la ciudad con mucha anticipación para hacer inteligencia y acompañarlo en el comité de aplausos, también lo escoltaba su probador de comida, una total demostración de derroche, mientras que en la isla no tenían comida. Que tristeza.

En esa época, cuando se produjo el colapso de la Unión Soviética, en Cuba escaseaba la comida, escaseaban las medicinas, los apagones eran constantes, la represión era permanente, lo cual exasperó a los habitantes de la isla y salieron a protestar al Malecón. Sin embargo, estos manifestantes no asesinaron a ningún policía, no incendiaron los edificios oficiales, no destruyeron los medios de transporte, no utilizaron bombas molotov para quemar a los militares o policías, no llevaban papas bomba, no iban enmascarados, no recibían dinero por participar en las marchas, no atacaban iglesias, no atacaban ambulancias, no bloqueaban las carreteras para sitiar las ciudades. Era la manifestación espontánea de rechazo a los 35 años de comunismo que los tenía sufriendo hambre, que no les suministraba los medicamentos, que no le satisfacía las necesidades básicas para tener una calidad de vida digna.


Las movilizaciones en Cuba el pasado 11 de julio tienen los mismos componentes que dieron origen al llamado “Maleconazo” de 1994; falta de comida, de medicinas, de divisas, crisis energética y sanitaria[1]. Sin embargo, hay algunas diferencias importantes: en esta oportunidad el descontento se cristalizó con manifestaciones en muchas partes del país, las redes sociales también tuvieron su impacto en la población, las expresiones generales fueron de “rechazo a la dictadura” y en busca de “libertad”, los manifestantes culpan de la situación al partido Comunista y los políticos le echan la culpa a Estados Unidos y al embargo.


Nada ha cambiado en los últimos 27 años desde la última manifestación, tampoco nada ha cambiado en 62 años de dominio comunista. Esto nos muestra que el comunismo solo genera pobreza, represión y dolor. ¿Es esto lo que quieren los dirigentes del paro que afecta la seguridad de los colombianos? ¿Es lo que buscan los sumisos esclavos del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla? ¡Despierta Colombia, tu futuro está en juego!

[1] José Carlos Cueto. Protestas en Cuba: qué fue el histórico “Maleconazo” de 1994 y como se compara con las masivas movilizaciones de este domingo. www.bbc/mundo/noticias-america-latina-57805495 12 julio 2021


*LAS OPINIONES AQUÍ PUBLICADAS SON RESPONSABILIDAD DEL AUTOR Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DEL CGA

Foto portada: Romy Arroyo Fernandez/NurPhoto/Getty Images

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