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¡EN MEMORIA DEL OFICIAL NAVAL COLOMBIANO CON MAYOR TIEMPO EN SERVICIO ACTIVO!

Por: Vicealmirante (Ra) Luis Alberto Ordóñez Rubio. Ph.D.

El 24 de julio se conmemoró el día de la Armada Nacional; 197 años de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, hecho heroico que selló la independencia nacional en 1823 y que se adoptó, por su trascendencia histórica, como efeméride naval. Ese mismo día de 2020, falleció en Bogotá el oficial naval con mayor tiempo en servicio activo; el Capitán de Navío Luis Felipe Mantilla, a sus 93 años y portando aún el uniforme.

La Armada Nacional nació con el mismo grito de independencia en 1810, dice la historia, cuando el Arsenal Naval pasó a depender de la Junta de Gobierno recientemente constituida y se ratificó el 14 de junio de ese mismo año cuando a un requerimiento del gobernador español en la plaza del Batallón del Fijo, el comandante, teniente Miguel Caraballo, le respondió: “No vine a órdenes de Usía, sino a recibirlas del ilustre Cabildo y Justicia Regimiento de la ciudad”. Desde ese momento la guerra por la independencia se volcó al mar. La Armada Nacional, a pesar de la intermitencia en su funcionamiento por motivo de la poca conciencia marítima, desde 1932, a raíz del conflicto con el Perú, se consolidó y se convirtió en la institución que vela por la seguridad y la defensa en los mares y ríos colombianos.

“Me voy para la marina”, ha sido la frase que muchos jóvenes expresan en sus colegios y hogares cuando deciden asumir el reto de ingresar a las Escuelas Navales. Una decisión trascendental y difícil por el cambio de vida que deciden hacer. Todos ingresan seducidos por una institución llena de honor y tradición. El mar; grandioso, misterioso y encantador, atrae y enamora. La formación es estricta pero motivante y de verdad integral, incluye tres aspectos: académico, naval militar y la parte física. Las escuelas navales de Cartagena y Barranquilla están acreditadas por alta calidad. Sus programas son únicos y preparan para la exigente labor abordo de los buques colombianos.

En 1949, esa atracción por el mar llevó al joven santandereano Luis Mantilla a viajar a Cartagena para hacerse cadete naval. Se graduó como teniente de corbeta en 1952 y para 1971 ya era capitán de navío, grado que ostentó hasta el día de su muerte, la que coincidió con el aniversario de la institución a la que sirvió durante 70 años. El señor capitán Mantilla fue y sigue siendo un icono y ejemplo para las nuevas generaciones. Todo en su vida naval representa récords, algunos a nivel mundial, como el tiempo en servicio activo. Navegó durante veintiocho años recorriendo 1’800.000 millas en el mar y 9.450 kilómetros en los ríos de la patria, experiencia que lo convirtió en referente y asesor de los Comandantes de la Armada por décadas.

La marina colombiana está conformada por 31.000 hombres y mujeres; caballeros y damas del mar, que le sirven a los colombianos protegiendo “el azul de la bandera”, como reza su lema. Sus impecables uniformes, arraigadas tradiciones inglesas y recia disciplina, no les resta una pizca de humanidad y sensibilidad por los compatriotas a los que protegen. Con cuatro Fuerzas Navales tiene jurisdicción en todo el territorio nacional, donde la labor no es solo defensiva sino desarrollando el poder marítimo, protegiendo la vida, haciendo investigación científica y construcción naval. Cuenta el país con una institución que promueve la conciencia marítima y el amor por la otra Colombia; la de los mares y ríos.

¡Buen viento y buena mar! para el señor Capitán Mantilla en su derrotero a la eternidad. Su vida dedicada a servir como marino deja un legado de honor, tradición y amor por la patria.


*LAS OPINIONES AQUÍ PUBLICADAS SON RESPONSABILIDAD DEL AUTOR Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DEL CGA

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