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¡Examen de toma de decisiones!

Somero análisis de nuestros gobernantes

Por: Vicealmirante (Ra) Luis Alberto Ordóñez Rubio. Ph.D.

El arte de decidir y los gobernantes

Tomar decisiones es un arte que se fortalece con la experiencia, pero se fundamenta en la ciencia. En la medida en que se cuente con buena información se minimiza el nivel de incertidumbre y al aplicarla experiencia se toman buenas decisiones. Los militares nos formamos desde el inicio de la carrera para funcionar bajo presión; el quehacer de la profesión así lo obliga. Con el tiempo, quienes tenemos la oportunidad de llegar a los altos grados nos convertimos en “máquinas de tomar decisiones”; eso hace un General o un Almirante a nivel estratégico y los Comandantes Operativos a nivel táctico. Por eso, con mucho respeto y humildad, podemos atrevernos a opinar y sugerir.

La Escuela Superior de Guerra junto con las escuelas de formación militar, son la cuna del liderazgo castrense. Es allí donde se aprende a trabajar bajo presión y a tomar decisiones, al fin y al cabo eso es la guerra; decisiones para defender lo justo, proteger a la ciudadanía y acabar con las amenazas; nada diferente a lo que ha vivido este país por años y ahora nos corresponde con otro enemigo, invisible pero letal. Ojalá se aprovechara toda esa experiencia en beneficio del país y en apoyo a nuestros gobernantes.

Tipo de decisiones

Un jefe, llamémoslo mandatario, tiene que tomar decisiones, no hay nada que hacer pues es su trabajo y sus subalternos o gobernados deben ver que no duda y que hace lo apropiado. Por eso su obligación es seleccionar el camino a seguir, pero hay que hacerlo bien. Lo peor es actuar con rapidez pero hacerlo mal y generar una afectación mayor.

Hay dos tipos de decisiones: las que no dan espera; un incendio, una inundación o un ataque sorpresa del enemigo, y otras que tienen sus tiempos, es decir hay que elegir una acción pero no es inmediata. Ahí se califica el primer punto del examen; saber diferenciar las unas de las otras. Pero el segundo punto del examen es saber qué tanta espera da una decisión, pues el jefe necesita tiempo para poderse informar, documentar y asesorar de expertos, En la medida en que logre conseguir muchos datos,disminuirá el nivel de incertidumbre y entonces su decisión será más acertada. Ese es el tercer punto del examen: saberse rodear y dejarse asesorar. Las primeras, que requieren atención inmediata ya que no dan espera, necesitan de entrenamiento y práctica pues su reacción obedece más a un reflejo que a un proceso juicioso de análisis;ese ya se hizo para establecer el procedimiento.

Personalidad del tomador de decisiones

Este punto es crítico, ¿quién es la persona que toma las decisiones? En una empresa o en una organización jerarquizada escoger al jefe es un proceso de selección de personal que usualmente lo realiza una compañíade head hunters o en las Fuerzas Militares se hace tras años de observación, evaluación y calificación,de manera que al asignarse cargos de Comando, o sea de decisión, se ha verificado la experiencia del candidato y se conoce el tipo de personalidad, lo que llevará a que no se arriesgue la organización. En el caso de los gobernantes, el asunto es de otro nivel: es por elección popular. Allí es mayormente un proceso de mercadeo y publicidad que una selección objetiva del líder. Es más, si hay mucho dinero para la campaña habrá más posibilidades de vender una imagen y ganar.

Una personalidad impulsiva versus una sopesada y analítica hace una diferencia enorme; no todo el mundo tiene las competencias para ser un buen tomador de decisiones, y más si se trata de hacerlo bajo presión. Ahí viene el siguiente punto del examen, pues resulta que las personas impulsivas no hacen el ejercicio completo, les falta la parte de medir consecuencias. La impulsividad los lleva a que parezcan muy eficientes y, en principio, generan la sensación de que actúan bien porque lo están haciendo rápido. Sin embargo con el tiempo salen los problemas. Por ejemplo, decretar un simulacro de cuarentena antes de un puente festivo, generó una migración masiva de grandes proporciones; la población entendió que era un ejercicio y entonces a algunos les pareció lo más lógico buscar un lugar donde descansar y estar más cómodos. O, prolongar el simulacro uniéndolo con la cuarentena nacional; lo que generó desobediencia masiva representada en que el martes siguiente al puente festivo, hubiese grandes aglomeraciones de personas tratando de alistarse para muchos días de confinamiento, pues solamente previeron cuatro días de encierro y pensaban que luego podrían alistarse para el de verdad: la cuarentena de diecinueve días. Otros necesitaban viajar, pues por algún motivo estaban en la ciudadequivocada. Al tomarse esas decisiones no se midieron las necesidades de las personas y por consiguiente el efecto fue adverso.

Lo que se debe tener en cuenta

El quinto punto de este examen parcial, pues el final será más adelante con lo que está por venirse, es mirar todas las aristas y valorar cuál será el efecto de los posibles cursos de acción. Economía versus preservar la salud; que difícil encrucijada. Bastante más fácil para los analistas, como el suscrito, que para quienes la deben tomar. Dejar a toda la población encerrada garantiza que nadie se contagie, pero eso causaría una debacle económica que podría matar a miles de personas de hambre o de estrés psicológico, pero también generar desórdenes y vandalismo. La Nación puede colapsar si no hay actividad económica pronto, pues no habría pago de impuestos y entonces el Estado no tendría cómo sostener el sistema; es decir todos perdemos. Pero por el otro lado, retornar a la vida normal generaría una mortandad de dimensiones incalculables. Muy difícil, pero por fortuna las personalidades sopesadas y analíticas no ven solamente en blanco y negro, también ven tonos grises y eso les permite buscar soluciones intermedias. Diferente a los impulsivos, quienes además suelen ser tercos y se les dificulta reversar cuando ya han tomado un camino.

Ensayar, pero no en la vida real

Sexto punto: ensayo y error. En cualquier decisión, y más en aquellas bajo presión, el camino no puede ser el de hacer un ensayo para ver cómo funciona. No, eso no hace parte del proceso. El líder debe tomar siempre la mejor decisión, pues casi nunca existe la óptima. Mientras haya incertidumbre habrá margen de equivocación, pero al final se habrá hecho lo más conveniente para todos; claro midiendo consecuencias y sin descuidar ninguna arista. Probar, por ejemplo, controlar una protesta con unos Policías entrenados para otros roles y mal equipados, llevó a que por poco fueran linchados, para luego decir que se ibana hacer algunos cambios producto de ese aprendizaje, eso es muy peligroso. Cuando un Comandante Militar o Policial ejecuta una operación, ha hecho ensayos previos y ha aprendido de sus errores en entrenamientos y simulaciones, nunca en la vida real.

En resumen

Tomar decisiones en una situación como la actual, es todo un reto para nuestros gobernantes. El tiempo va mostrando quien hace mejor la difícil tarea y ese es el resultado del examen. Tenemos un Presidente sopesado y analítico que toma decisiones con calma, no se acelera, lo hace en grupo con su equipo de gobierno. Vemos Ministros conocedores de los problemas y que tienen en cuenta todas las variables; generan confianza porque son creíbles. No se les ve afán político ni interés por sobresalir más que el resto de compañeros. Se ven tranquilos, eficientes y eso alivia preocupaciones. Con seguridad ese equipo, bien comandado, como lo estamos viendo,sabrá equilibrar salud y economía de manera que salvemos vidas por lado y lado, y salgamos como Nación triunfante de esta crisis.

La Escuela Superior de Guerra, líder por excelencia en preparar tomadores de decisiones en épocas de crisis y bajo presión, debería ser consultada y tenida en cuenta para asesorar la situación actual, al fin y al cabo ese es su quehacer cotidiano.

*LAS OPINIONES AQUÍ PUBLICADAS SON RESPONSABILIDAD DEL AUTOR Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DEL CGA

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